La condensación es un cambio de fase de una sustancia (del estado gaseoso al líquido) donde se genera energía, denominada “calor latente”. Las calderas convencionales no aprovechan este calor latente del vapor de agua y dejan escapar alrededor del 11% del Poder Calorífico Superior (PCS) del combustible.
En cambio, la tecnología de una caldera de condensación permite aprovechar el calor latente del vapor de agua y, en consecuencia, el PCS. Esto conlleva mayores niveles de rendimiento y ahorro energético, a la vez que se reducen las emisiones nocivas.